viernes, 31 de enero de 2014

lunes, 27 de enero de 2014

Cuando te conocí

Cuando pienso en ti te pienso riendo. Riendo con la cabeza agachada y tapándote la boca con las manos. Con las uñas cortas y el esmalte oscuro descascarillado. Te puedo recordar sin flequillo, retales del principio, y aunque hayas tenido el pelo de diferentes largos (alguno corrió de mi cuenta) en mi mente tu pelo oscuro con reflejos oxidados es largo, y tu flequillo ha superado la fase pro-etarra.
Te veo en la fiesta del día 23, la FIESTA, caminando en calcetines en busca de unas anginas navideñas y la voz gangosa más graciosa del mundo. Recuerdo e-mails hablando de algún personaje de X-Men de cuyo nombre no puedo acordarme, No puedo. No quiero. Recuerdo una nota que decía " Yo Poseidón, Dios del tiempo...".  Recuerdo meterte en algún aprieto con un profesor un tanto extraño, e intentar meterte debajo de la cama de Isa huyendo de nadie. Recuerdo un eterno viaje en tren a Barcelona y recuerdo "una mosca valenciana". Recuerdo dormir Ana, tú y yo en dos camas y que te tocase en medio a pesar de tus quejas. Recuerdo regalarte la Etiqueta Negra de Rot en un momento difícil. Recuerdo echarte de menos.

Eres una de las sorpresas de mi vida. Por buena, por lista, por genial y por la seguridad que has conseguido tú sola a pesar de los pesares.
Eres un ejemplo.
Eres una lección.
Vuelve ya.
Te quiero.
O*



martes, 7 de enero de 2014

Qué alegría más tonta

Todo el mundo te avisa de lo malo y de lo bueno de la vida, de tu vida. Porque aunque somos muchos, somos iguales. Porque igual que dicen que las crisis económicas son cíclicas, deberían decirnos que las vidas están guiadas por patrones, y que no hay tanta variedad como para que todos vivamos maravillosas, penosas, divertidas o lucrativas experiencias únicas.

Y como todos mis amigos, venidos a pitonisos semiprofesionales predijeron, ya no estoy tan mal. Ya no estoy mal. Ya estoy bien. No tanto, ni tan poco. Ni tampoco. Y vuelves a dormir y piensas en cosas distintas, gentes distintas, tintas distintas. Y vuelves a leer. Y sigues cantando, porque nunca dejaste de cantar.
Y vuelves a pensar en ti.
En mí.