sábado, 10 de septiembre de 2016

Qué bien

Erase una vez el verano más rápido del mundo, que no corto.

Y el otoño ansioso que colorea los árboles.
Y las nubes cargadas de gris casi oscuro.

Y domingos en la cama en los que bailar no es raro.
Y tardes en los parques en los que no caben más besos.

Y el miedo de repente, y frenar, pero sin irnos.
Y el no saber de qué vamos pero seguir.

Y todo lo demás.
Todo el rato.
Sin parar.

O*

domingo, 22 de mayo de 2016

Un lugar en tu almohada

Cambió la letra protestando por el silencio. Por las noches que nos quedamos sin voz, porque las echa de menos.
Cambió el sonido buscando el tono, el que afina las frases que dices sin sentido pero con sentimiento.
Todos los peros y las palabras que no y que sí nos dijimos. Las que sí pensamos pero no nos atrevimos.
Y se me enreda su voz de fondo, entonando las notas que gritaste el otro día. Y me quedo colgada en el teclado. Porque a mí siempre me gustó más escribir letras que después puedo tocar.
Y ya lo sabías.

martes, 17 de mayo de 2016

Una noche de verano

A-gota-da.
Gota a gota.
Copa a copa.
La copa rota.
Y te canto por las noches,
y no te giras, pero lo sabes.
Y tú tarareas y la almohada gime.
Que tiene sueños pendientes,
que no le dejamos dormir.
Que te calles, que me calles.
Y fue hace tanto que no me acuerdo del por qué.
Que sí del cómo y del cuando, y del querer.
Que no de ti ni de nosotros, ni de volver.
Las rimas que sólo suenan bien en ojos cansados.
Del reir y del querer. Y del ya no. Y del llorar.


lunes, 4 de abril de 2016

Al final

Una retirada a tiempo, un triunfo. Mi triunfo.
Porque ya no echo de menos, a pesar de ti.
Que cuando algo para sin frenos no para, se estrella. Y no me cabían más morados y arañazos. Y que soy muy blanca, y se veían.
Los ojos secos, la boca abierta, la piel sensible y el corazón cansado. Todo eso. Todo el rato.
Desconfío de las intenciones de quien no vuelve a un puerto por amor, sino por paz.
Que la paz que has elegido no es peor que mi guerra.
Porque aquí la que duerme
bien
soy
yo.
O*

miércoles, 17 de febrero de 2016

Quiero

Volar cometas, fugar estrellas, hablar bajito sólo porque afuera está oscuro.
Ver leer algo bonito a alguien más bonito todavía, oir voces que teletransportan y que al salir de la ducha me esperen para envolverme en una toalla casi nueva.
Destrozar a gritos canciones haciendo coros en coches con amigos, la arena que queda en los pies cuando los metes al mar en invierno, el olor de mi madre en sus pañuelos. Subir al faro, ver aviones en el cielo, acostarme en el centro de una cama enorme y ser un gato.
Qué cosas, qué cosas...
Qué de cosas.
O*

sábado, 13 de febrero de 2016

Empieza por O. De Olivia.

Hoy el sábado es gris, y me acurruco.
Enciendo velas, cambio las sábanas, me envuelvo en la manta y vuelvo a escribir.
Escribo del abrazo que ya tengo, del que alejé, del que me falta.
De mares dibujados en el cuerpo, de barcos que ya navegan, que miro y son oleaje bravo a la par que calma, que son familia, retos y recuerdos. Que soy yo.
Hace tiempo que me río con más ganas, que duermo tranquila, que mi cama vuela cual alfombra mágica llevandome justo donde quiero estar.
Que es aquí.
Aquí con esta bata de capucha de oso tres tallas más grande porque era más barata, aquí en zapatillas regaladas por una de las personas más bonitas que conozco. Aquí con mis gafas de listilla y el pelo revuelto. Que ya asumí que no es que esté sino que soy despeinada. No importa.
Tengo cosas que decir, planes por hacer, lenguas que sacar, bailes por bailar, llantos por llorar y risas por reir. Tengo siete cactus, dos orquídeas, más zapatos que horas tiene un día y tres pares de gafas de ver. También tengo dientes de conejo y una familia que cualquiera pensaría desestructurada. Tengo manías absurdas y recuerdos geniales. Tengo que volver a Roma, tengo que abrazar a Pablo y a Ginebra con urgencia.
Se me está enfriando el té. Y la cama.
O*

lunes, 4 de enero de 2016

hi, dear!

Podría hacer un resumen si quisera. Pero no quiero.
Podría pasar página si me dejas. O eso creo.
Podría recordarte lo que somos. Pero estás lejos.
Podríamos justificar los medios con finales infinitos. O sin ellos.
Podríamos bailar rumbas sin música, ni volantes. Pero juntos.
Podría seguir gritando, podrías seguir leyendo.

Pero seguimos sin querer, sin creer, lejos y separados por finales que
yo
a
veces
no
entiendo.

O*