A veces esperas respuestas que son milagros. A veces esperas milagros. A veces no esperas nada. La manera que has elegido de permanecer sin estar es tan válida como débil. Es un arma de doble filo, es una hoguera de la que quedan las brasas.
Todo está bien hasta que deja de estarlo, y todo está mal hasta que te decides. Importan los tiempos, importan las palabras, importan los silencios, importan las esperas. Todo suma y todo resta en un juego en el que no hay reglas. En el que las listas nunca llegan. En el que los libros tampoco. (Porque vivir es jugar y yo quiero seguir jugando.)
Ten cuidado o llegaremos tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario