Nos ha pasado.
Me ha pasado.
Las historias pequeñas que se hacen gigantes, que no pueden ser y por eso son, porque si no, no juego. Con África en los tobillos y el mar en las caderas sudamos entre desiertos que terminaron siendo agua. Y ganamos juntos. Y seguimos solos. No descubres nada, si es fácil ver de mí lo que yo no quiero es porque no me importa, es porque así sí juego. Ni trajiste zumo, ni te llevé al metro, ni jugamos limpio, ni dormimos. Nada. Es parte del encanto de los cuentos que me gustan, los que me creo, los que yo escribo. Que la esquina de mi cama tiene todavía besos.
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