A estas alturas ya sabrás que todo son canciones, siempre lo fueron.
Sabrás también que me gusta más recordar momentos que personas, que prefiero un olor a una imagen, excepto si hablamos del mar.
Sabrás, sabes, que a veces te hablo a ti, pero que muchas otras no. Y sé que si lo intentas puedes distinguirlas.
Hay treguas que empiezan con pulcras banderas blancas, treguas de paz, en paz. Hay treguas que empiezan sin bandera, a golpe de teclado y como una obligación impuesta entre dos bandos. Y luego está la nuestra, impuesta por nosotros supuestamente entre nosotros y que no es más que un autobloqueo disfrazado de paz mundial. La obligación al autocontrol, La norma.
Todavía soy tu amigo, pero te deseo el bien.
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